En GHL Hoteles, Se Rumbea y se Aprende: La Historia de Andrés Carne de Res

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En 1982, Andrés Jaramillo, un joven estudiante de Economía en la Universidad Nacional de Colombia, decidió abandonar la academia y seguir su instinto creativo, dando un giro radical a su vida. 

Con el sueño de crear algo único, alquiló una cabañita de eucalipto en la rústica variante que conecta Chía con Cota, un lugar polvoriento y apartado de la sabana de Bogotá. 

El sitio, sencillo y lleno de limitaciones, fue el punto de partida de una aventura que desafiaba la lógica y las convenciones. 

Imagen: Andres Jaramillo y su esposa, Foto Tomada de Libro: Andres Carne de Res, Ediciones Gamma S.A, VI Reimpresión año 2017. Créditos totales a sus autores.

Con su viejo Topolino azul Fiat 1600 como único aliado, comenzó a recorrer las calles de Bogotá con su compañera de vida, María Estella, a quien había conocido en un bus al salir de la universidad. 

Juntos enfrentaron la adversidad con la valentía y la locura del Quijote de la Mancha, haciendo las compras en las plazas de mercado y buscando tíos prestamistas que financiaran los días iniciales del proyecto. 

La cabaña se convirtió en el epicentro de una visión revolucionaria: un espacio donde la gastronomía colombiana, la cultura popular, el arte y la diversión se fusionarían años después en una experiencia única, que inclusive a algunos se han atrevido sin sonrojase a calificar como el “mejor bar del mundo”.

Al comienzo el establecimiento que era atendido por sus propietarios, parecía mas una casa de la cultura a un restaurante gourmet, en la que se escuchaba la musica protesta de Silvio Rodriguez y Mercedes Sosa y poco a poco se iba poblando de objetos rescatados de viejos cuartos de San Alejo y mercados de las pulgas. 

Andrés tenia un look muy particular en esa época, rebelde de pelo largo y una barba que evocaba una mezcla entre hippie californiano, mesías y profeta bíblico, al que no le daba pena salir a la carretera con un trapo rojo para atraer a los primeros clientes que incrédulos paseaban por la sábana de Bogota.

Sin experiencia formal pero con una energía imparable, Jaramillo y María Estella Ramírez comenzaron a construir lo que más tarde sería Andrés Carne de Res.

Andrés Carne de Res y la magia de un “souk arabe” en Bogotá

Como bien lo señaló brillantemente el escritor Santiago Gamboa en el prólogo de Andrés Carne de Res (Ediciones Gama, 2005), el restaurante colombiano evoca la atmósfera de un auténtico souk, bazar o mercado árabe pero con lo mejor de la cultura colombiana.

Gamboa acertadamente comparó la vibrante energía de este lugar con la esencia de los mercados tradicionales árabes de Alepo, Damasco o Jerusalén, donde la diversidad, los colores, los sabores y los aromas orientales se mezclan creando una experiencia sensorial única, digna de Ali Baba y Los 40 Ladrones o del cuento de Las Mil y Una Noches.

El ruido, la música, las conversaciones y los gritos de los meseros y cocineros en Andrés Carne de Res recuerdan al caos ordenado de un souk, donde la interacción es tan vital como el intercambio de mercaderías, joyas y especies. 

Todos los días llegan a Andres Carne de Res: familias felices o disfuncionales, adolescentes incomprendidos, niños inquietos, octogenarios que sonríen, bebes bautizados, pecadores arrepentidos, curas, obispos, generales de tres soles o cuatro lunas, parejas de recién casados, náufragos de la vida, amantes silenciosos, artistas, detectives infiltrados, maridos engañados, poetas, astronautas, ingenieros, abogados, bailarines de tangos y milongas, científicos y corredores de bolsa; todos con el fin de asistir al ritual pagano de celebración de la vida y escapar de la rutina.

El laberinto de pasillos y ambientes, con sus estrechos corredores, techos abigarrados de artefactos enigmáticos y sus diferentes zonas y escondites, remite a la estructura de la medina de Fez o Marrakech, donde cada rincón guarda algo nuevo por descubrir, un detalle por fotografiar, Andrés como el genio frota la lámpara y capitanea la nave o la alfombra voladora, que surca la noche bogotana.

Colombian Power, Colombian Conexión

La magia colombiana de Andrés Carne de Res es un fenómeno que trasciende lo que los ojos pueden ver, un lugar donde los artefactos y objetos cobran vida, donde cada rincón late con el alma del pueblo colombiano. Este restaurante, más que un simple espacio para comer, es una celebración de la idiosincrasia colombiana.

Al cruzar el umbral de Andrés Carne de Res, no solo entramos a un restaurante, sino a un universo paralelo donde el arte, la cultura, la política, lo religioso y la historia de Colombia se funden con los sabores, aromas y acordes musicales de un templo sagrado de la colombianidad.

¿Es posible estar al mismo tiempo en un museo, en un bar o en un conversadero o bailadero, mientras lideres, periodistas, actores, modelos, embajadores, turistas, deportistas y famosos saltan y cantan encima de las mesas? 

Solo el poder creador, gran sentido de la estética y de la hospitalidad que corren por las venas de Andres Jaramillo su creador y fundador han hecho posible que un espacio como este haya cautivado a millones de personas desde 1982, entre los famosos que lo han visitado están el maestro Botero, , Penelope Cruz, Mario Vargas Llosa, Shakira, Carlos Vives, Juan Pablo Montoya y la reina Silvia de Suecia.

La magia de Andrés Carne de Res no radica solo en la comida, sino en la visión profundamente espiritual del paisa Andrés Jaramillo, alquimista, artista y sobre todo empresario creativo, quien ha creado un lugar donde los objetos cobran vida.

Cada objeto, desde los delantales de los meseros hasta las cantinas de leche, parecen tener una historia propia. La atmósfera creada por Jaramillo transforma el restaurante en un mundo de sueños, donde lo onírico se mezcla con lo real, conformando una pintura barroca o un consultorio esotérico donde se leen las cartas del Tarot de Marsella y ¿porque no? se recupera al ser querido.

En Andres, comer o bailar es una experiencia profunda, como entrar en un espacio donde los artefactos, lejos de ser simples objetos, son portadores de historias y símbolos de la patria, como bien lo describe su creador es un paraíso pagano.

Las cartas astrales, figuras religiosas, el sagrado corazón de Jesus, ángeles y querubines, los molinos de viento, manteles invisibles, las enormes esculturas de vacas, las mariposas amarillas de papel que vuelan sobre las mesas con lámparas de corazones y mueren en las totumas de los cócteles, son ejemplos de como la escenografía del lugar evoca lo mejor de nuestra tierra colombiana.

Andrés Carne de Res es un lugar donde el diseño ecléctico se mezcla con el desenfreno y la locura organizada, creando lo que podría llamarse una verdadera nave de los sueños. 

Cada rincón parece un collage surrealista, una torre de babel, un carrusel del amor, una fusión de elementos originales y pintorescos, como si alguien hubiera decidido mezclar una taberna de personajes literarios con una feria o verbena de pueblo, añadiendo a la receta una buena dosis de humor inteligente y culto.

El restaurante, con su orden con propósito, es un espacio donde cachivaches y objetos curiosos se apoderan de las paredes, en una especie de circo itinerante, los domingos por la tarde es difícil distinguir si es un manicomio, una congregación pagana o un teatro de variedades.

Encantos y delicias gastronómicas, un restaurante atípico.

En Andrés Carne de Res, la gastronomía es una verdadera celebración de los sabores colombianos, donde cada bocado es un carnaval de colores y texturas, un viaje en barco de vapor a través de las raíces del país, una volcán de carbon y fuego, que enciende el corazón ardiente de todos los comensales.

La yuca frita, los patacones, las torrejas de maíz y los chicharrones evocan la tradición campesina, mientras que la arepa de huevo, la papitas criollas (lagrimas de oro andinas) y las empanadas nos conectan con la sencillez y el calor del hogar. 

Los cortes de carne como la punta de anca, el bife de chorizo y el churrasco son un homenaje a la parrilla colombiana, y platos como el sancocho, el ajiaco y la cazuela de mariscos nos sumergen en la riqueza de las sopas y guisos típicos de la región. 

Cada plato es una explosión de historia y sabores auténticos, servidos con pasión y un toque de alma colombiana que transforma cada comida en una experiencia sensorial única

Agradecimiento a Andres D.C. por la fiesta de despedida de GHL Hoteles

Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a Andrés D.C por haber sido el escenario perfecto para nuestra fiesta de despedida de la oficina central de la cadena GHL Hoteles, en la que participamos mas de 100 funcionarios el 20 de diciembre de 2024.

La energía vibrante, el ambiente único y la deliciosa gastronomía del restaurante hicieron de este evento un momento inolvidable para todo el equipo. 

Agradecemos especialmente la hospitalidad y el calor humano con el que fuimos recibidos, creando un ambiente ideal para compartir y celebrar juntos.

Gracias, Andrés D.C, por ser siempre un lugar de encuentro, alegría y cultura, y por permitirnos disfrutar de una velada tan especial en un entorno tan emblemático.

Libro Recomendado: Andres Carne de Res, Ediciones Gama 2005.

Para nuestros queridos lectores de Notihoteles, queremos recomendarles el libro «Andrés Carne de Res», publicado por Ediciones Gama S.A. en 2005 y que ya lleva mas de 6 reimpresiones, es un texto imprescindible para los amantes de la gastronomía, la culinaria, y para aquellos que quieren ser empresarios y vivir de la pasión creativa.

Esta obra ofrece una fascinante mirada a la historia y el espíritu único del famoso restaurante colombiano. 

A través de sus páginas, descubrirán cómo Andrés Jaramillo transformó un sueño personal en un ícono de la cultura y la gastronomía colombiana, logrando combinar con maestría la tradición culinaria con la magia de un ambiente lleno de vida y creatividad. 

Si desean conocer más sobre la filosofía y la pasión que han convertido a Andrés Carne de Res en un lugar imprescindible de la escena cultural bogotana, este libro es una lectura obligada. 

No solo es una ventana al corazón de uno de los restaurantes más emblemáticos de Colombia, sino también una celebración de la identidad colombiana a través de su comida, su gente y su vibrante atmósfera.

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