Cuando cae la tarde del jueves en Bogotá, algo especial sucede en el corazón del Hotel Four Points by Sheraton Bogotá. Las luces bajan su intensidad, el aire se carga de misterio, y una melodía ancestral comienza a sonar entre las paredes modernas del hotel. No es una noche cualquiera. Es el regreso del ritmo más sensual, elegante y sabroso del Caribe: el Son Cubano. Y no se vive en cualquier parte. Se vive a lo grande, bajo la dirección apasionada de Alejandra Carvajal, la gerente que ha logrado mezclar tradición, experiencia y cultura en una propuesta inolvidable.
Lo que comenzó como una apuesta por diversificar la oferta cultural del hotel se ha convertido en un verdadero ritual de jueves. El lobby-bar se transforma en un rincón de La Habana Vieja, donde la música suena con la fuerza de la historia, y el ambiente late con la cadencia de la isla. Los acordes del tres, el golpeteo de las congas, las palmas que se suman al ritmo y las letras poéticas del son llenan el espacio de una calidez que derrite cualquier estrés de la semana.

En escena, músicos con alma caribeña interpretan clásicos como “Dos gardenias”, “La engañadora”, “Son de la loma” o “Candela”, mientras las parejas comienzan a mecerse suavemente, como si en lugar de estar en Bogotá estuvieran bailando frente al Malecón, con brisa salada en el rostro y ron en la sangre. Porque esto no es solo música. Es un viaje cultural. Un escape sensorial. Una celebración.
Y, claro, ningún viaje a la isla estaría completo sin uno de sus íconos más profundos y aromáticos: el habano cubano. Elaborado a mano con hojas de tabaco que maduran con paciencia y maestría, el habano se convierte en el compañero perfecto para la noche. En el Four Points by Sheraton Bogotá, se ofrece una selección curada para los huéspedes más exigentes, que desean completar su experiencia con un toque de distinción y autenticidad. Quienes eligen disfrutarlo encuentran un espacio especial, con asesoría, cortesía y un protocolo digno de un club de caballeros (y damas) con buen gusto.
Por si fuera poco, la oferta de cocteles merece un capítulo aparte. Mojitos artesanales, daiquiris con ron añejo, Cuba Libre en su versión original y hasta creaciones propias del bar, que fusionan frutas colombianas con técnicas cubanas, se convierten en parte esencial de la experiencia. Cada trago lleva consigo historia, frescura y una provocación al paladar. Y es que el Caribe no solo se escucha: se bebe, se fuma, se baila y se saborea.
Pero lo que hace verdaderamente especial a estos Jueves de Son Cubano es la visión que hay detrás. Alejandra Carvajal, con su estilo innovador y cercano, ha entendido que un hotel de clase mundial no puede limitarse a ofrecer comodidad: debe generar emociones, momentos, memorias. Debe construir experiencias que los huéspedes quieran contar, repetir y recomendar. Así nacen eventos como este, que no solo enriquecen la agenda semanal, sino que transforman el hotel en un epicentro cultural y social dentro de Bogotá.
En cada Jueves de Son Cubano hay algo para todos: el romántico que quiere revivir un bolero con su pareja, el ejecutivo que necesita desconectar con un mojito en la mano, el amante de la música en busca de autenticidad, o el huésped internacional que encuentra, en medio de la capital andina, una joya tropical digna de la vieja escuela.
Así que ya lo sabes: si alguna vez un jueves pasas cerca del Four Points by Sheraton Bogotá y escuchas una clave rítmica acompañada de una voz dulce cantando sobre amores y nostalgias, déjate llevar. Entra. Respira el aroma del tabaco, pide un trago, baila aunque no sepas. Porque cada jueves, en este rincón de GHL, el Caribe se instala, la música revive y el alma… baila.