El pasado 15 de julio, los líderes de área de nuestro hotel protagonizaron una experiencia inolvidable en uno de los rincones más emblemáticos y serenos de la isla de San Andrés: la majestuosa laguna Big Pond. Rodeados de la exuberante biodiversidad de este ecosistema de agua dulce, vivimos una jornada que fue mucho más que una salida ecológica. Fue un encuentro con la esencia misma de la naturaleza y una oportunidad para mirar hacia adentro como equipo.
Este espacio de reflexión al aire libre se convirtió en un verdadero laboratorio viviente, donde aprendimos sobre la riqueza del ecosistema local, la importancia de su conservación y cómo nuestras decisiones diarias —dentro y fuera del hotel— pueden marcar una diferencia real en el entorno. Caminamos juntos, escuchamos los sonidos del bosque, sentimos la brisa limpia, y entre historias y aprendizajes, renovamos nuestro compromiso con un estilo de vida más consciente y respetuoso con el planeta.
Pero también fue un momento para fortalecer lazos humanos. Reunidos fuera del entorno habitual de trabajo, afloraron conversaciones honestas, nuevas ideas y el espíritu colaborativo que nos une como equipo. Compartimos sonrisas, aprendizajes y una profunda conexión con el entorno natural que nos recuerda por qué la sostenibilidad no es una opción, sino un camino.
Esta jornada reafirma nuestro propósito: ser un hotel que acoge con calidez, pero también inspira con su ejemplo. Un lugar donde la hospitalidad se vive en armonía con el cuidado del medio ambiente y el bienestar integral de quienes lo hacen posible: nuestros colaboradores.
Gracias a todos los que hicieron parte de esta salida transformadora. Que la energía de Big Pond nos acompañe y nos impulse a seguir siendo líderes no solo en servicio, sino también en conciencia ambiental.